Del Monitor Fluvial al Tren Gringo: El Perú y su Consistencia Legendaria en Comprar Cacharros con Orgullo Naciona

Last Updated: junio 7, 2025By

Editorial apócrifa de El Misti Today

Lima, 2025 – El alcalde Rafael López Aliaga ha anunciado con bombos, platillos y vibraciones ultrasónicas dignas del Tren Bala de la Fe, la compra de trenes usados desde Estados Unidos. “Son de buena familia”, ha declarado, refiriéndose a los convoyes con más años que la Guerra del Pacífico, justo esa en la que, spoiler, también perdimos. Lo interesante es que estos trenes no contaminan… el patrimonio de los gringos, porque allá ya los están reemplazando por eléctricos. Aquí, sin embargo, llegarán como si fueran una donación celestial para nuestra modernísima Lima, ciudad que ya no cabe ni en sí misma.

Pero, ¿sabía usted que esto no es nuevo? Hagamos un flashback con olor a pólvora y guano: 1874, gobierno de Mariano Ignacio Prado. El Perú, siempre creativo al comprar, adquirió dos monitores fluviales, el “Manco Cápac” y el “Atahualpa”, comprados de segunda mano a Estados Unidos (de nuevo los gringos, qué sorpresa), supuestamente para fortalecer la Marina de Guerra. Claro, tenían más blindaje que sentido común y más hierro que movilidad. Fueron construidos en 1864 para la Guerra Civil estadounidense y, para cuando llegaron a nuestro país, ya eran unos auténticos fósiles flotantes.

Datos técnicos para el álbum del fracaso:

  • Manco Cápac / Atahualpa: Desplazaban más de 2,100 toneladas, tenían un solo cañón giratorio y se movían con la gracia de un mototaxi sin batería.

  • En el mejor de los casos, alcanzaban 7 nudos (13 km/h) si el viento soplaba a favor y la marea también.

  • Fueron transportados por partes desde Nueva York, tardando casi 3 años en llegar a Callao. Porque claro, el tiempo en Perú es un concepto relativo.

  • Y lo mejor: costaron más de lo planeado, pero eso sí, «fortalecieron nuestro poderío naval», dijo nadie nunca.

Mientras tanto, en Chile, el presidente Federico Errázuriz Zañartu aprobaba la compra de dos acorazados de última generación: el “Blanco Encalada” y el “Almirante Cochrane”, construidos por los británicos en astilleros que fabricaban tecnología de guerra de verdad, no coleccionables. Velocidad, armamento, blindaje… todo moderno y funcional. Resultado: guerra ganada.

Volvamos a 2025. Mientras Chile avanza con trenes eléctricos sin conductor en Santiago, el alcalde de Lima nos trae un lote de trenes de segunda con más kilometraje que promesas electorales. La justificación: “Lo importante es que funcionen, no que sean nuevos”. Sí, lo mismo se decía del fax en las oficinas del Estado.

Con esto, Perú reafirma su lugar como pionero en el arte de comprar chatarra con entusiasmo patriótico. Porque no se trata de tener lo mejor, se trata de tener algo que suene a progreso en conferencia de prensa.

Conclusión editorial:
Si la historia no se repite, al menos rima. Y en el caso peruano, rima con «engañado otra vez». Así que cuando vea pasar el nuevo tren usado por su distrito, agítese con orgullo: no es solo un tren, es el Atahualpa sobre rieles, y usted está viviendo en una novela de repeticiones donde el héroe siempre llega tarde y con sobrecosto.

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