Diez Técnicas para no ir al Trabajo.

Last Updated: agosto 4, 2024By

 

 

¿Hartos de verle la cara a su jefe? ¿Sin tiempo para jugar con su bebe? ¿Necesitan unos días para
empezar ese jugoso negocio de raspadillas tantas veces postergado? ¿Les niegan continuamente
una merecidas vacaciones? Lo sabemos, hay personas en su oficina que les gusta vivir y morir en el
trabajo, pero usted es una persona diferente, sana, inteligente, dinámica, a usted le gusta la vida,
sin embargo el ridículo horario medieval, las explotadoras jornadas dictadas por la gerencia o la
ineptitud de las cabezas por encima de usted, impiden su desarrollo personal. Ante tan cicateros
obstáculos propios de la era victoriana, les brindamos aquí algunos consejos para tener más
tiempo libre pero a la vez evitar que nos acusen, nos descuenten o rescindan de nuestros valiosos
servicios en una empresa a la cual nos resistimos a dejar a pesar de todo.
Recuerde que en la variación y lo extravagante por original se encuentra el arte que nos hará
evitar el trabajo y ser recompensados por ello.

 

  1. Contraiga Hepatitis. Con eso usted tendrá de uno a dos meses asegurados, además esta
    enfermedad es conveniente para las personas que no quieren complicarse la vida recibiendo
    visitas de sus compañeros o de la entrometida asistenta social porque nadie querrá verlo ni
    verificar su estado por miedo contagiarse. Eso sí la constancia del padecimiento sáquela con un
    profesional decente y de prestigio que se preste mediante una módica suma a validar su estado.
    No haga como un amigo mío que siguió al pie de la letras mis indicaciones y realmente se infectó
    comiendo higadito de pescado frito en plena carretera central. Enfermarse con gripe asiática,
    peste negra o paludismo también logra los resultados deseados, en cambio el VIH, la peste
    escarlata o la sífilis pueden ser contraproducentes.
  2. Rómpase una pierna. Un compañero pasó 6 meses en su casa porque primero se rompió la
    muñeca y luego, ¡oh maravilla!, se fracturó el radio, cuando volvió al trabajo no tenía ni asomo de
    secuelas. Mi envidia fue tan inconmensurable que trabajé en una versión que se caracteriza por
    quebrarse una de las piernas en vez uno de los antebrazos. El fingir un accidente en las manos
    conlleva el peligro de que nos pidan pruebas en forma de cicatriz al final de nuestra
    convalecencia, en cambio una pierna es más difícil de enseñar, aparte con una tibia enchapada en
    titanio podríamos justificar nuestra actividad en el chat o presencia en las redes sociales, total no
    escribimos con las patas. Hay que tener en cuenta de que para mejorar el impacto de esta técnica
    es preferible simular sacarse la mugre en plenas olimpiadas de la empresa o en un juego tipo
    vóley, fulbito o básquet, donde nuestros propios colegas atestigüen que quedamos hechos
    papilla, peor que Mel Gibson cuando lo aplastaron e incendiaron en Mad Max 2, esto merced al
    truculento arte de la exageración que practica todo oficinista que se precie.
  3. Sea franco con el doctor. Lo más simple a veces es lo más efectivo, vaya donde el matasanos y
    explíquele que está usted está cansado de trabajar, no soporta los chismorreos de la oficina, los

 

gritos del energúmeno e ineficaz jefe que tiene, la música que ponen las secretarias y las continuas
horas extras que tiene que hacer por culpa de los contables. Hable con el corazón en la mano para
contarle que su cuerpo necesita descanso remunerado para recuperar la vitalidad de un
organismo sano. Lo más seguro es que el médico le presente un abanico de opciones entre
descanso por stress, cura de sueño y tregua laboral por mordedura de serpiente de alcantarilla.
Todo esto en correspondencia con una tabla de precios y males respectivos que le permitirán
pasarla cuerdo en su casa o en el gimnasio. Es recomendable, eso si, no elegir la opción descanso
por stress, fatiga mental o algo parecido, yo tengo un amigo que se fue dos semanas así y hasta
ahora en la oficina lo tratan de loco.

 

  1. Mate a sus padres. A veces decir que mi abuela está mal, mi padre está delicado o mi hermana
    esta grave, por comunes, son justificaciones que no son verosímiles y lo que usted debe buscar es
    credibilidad, yo sé que en la escuela uno estilaba matar abuelos, tíos, hermanos y hasta padres
    para no ir a embrutecerse en las clases, pero es tiempo de volver a lo antiguo por bueno. Eso sí
    esta técnica está recomendada exclusivamente para casos graves, alternativas de último minuto
    que lo saquen del apuro, solo funcionan por días, en el mejor de los casos semanas si usted
    declara que su mamá se murió en otro estado, país o departamento. Ojo que solo tiene dos
    oportunidades de usarla por trabajo, no se aconseja a abusar de ella, pero es altamente efectiva
    para que le den un permiso inmediato con un complemento monetario producto de la emotividad
    de sus amigos consternados por la pérdida.
  2. Estoy en medio de una rebelión. Aunque no lo crean es da resultados, parece exagerada, pero
    funciona en países con economía al borde del colapso, (o sea en casi todo el mundo), tiempo de
    elecciones, alza en el precio de la gasolina o revuelta estudiantil; personalmente usé la última por
    dos semanas y me fue de maravillas, del trabajo me llamaban al celular para aconsejarme no
    pararme cerca de los tejados, evitar las bombas lacrimógenas y los tanques del ejército. El secreto
    está en reportar que estamos dentro de un recinto que ha sido tomado, por ejemplo el interior de
    una universidad o en una vía bloqueada por manifestantes que no permiten el tránsito. Esta
    opción tiene el inconveniente de que los medios la reportan por lo tanto nuestros empleadores
    están al tanto de su duración, pero de todas maneras son grandiosas oportunidades que se
    pueden tomar para no caer en justificaciones más habituales.
  3. Me voy a casar. ¿Cómo puedo perderme la oportunidad de invitar a mis amigos y perder tantos
    regalos? Creo que eso es lo que dirá la mayoría de ustedes, pero bien pueden decir que se trata
    del religioso cuando es el civil y viceversa, total he visto un montón de casos de gente que se
    casaba sin decirle a nadie perdiendo una gran ocasión para tomarse una semana de descanso, al
    final siempre me puedo casar con todas la de la ley cuando yo lo decida, pero después o antes
    puedo decir que me caso en un pueblo lejano o con otra pareja. Una de las cosas que juega a
    favor es que en muchos sitios del planeta el registro civil no funciona como debería puesto que sus
    bases de datos no están cotejadas con las bases del registro de identificación nacional. En todo
    caso este es un método que juega con la sensibilidad de la gente susceptible tanto a los entierros

 

como a los matrimonios. Otra excelente variación se puede conseguir cambiando de religión
aunque aquí se puede conseguir tanto respeto como rechazo.

 

  1. Ganar un premio. Esta es genial, ya la probé y es bien fácil. Te consigues un trofeo y dices que lo
    has ganado en un campeonato de tenis en Guayaquil que tienes que viajar hasta allá para
    recibirlo, aunque ahí te puede salir caro y lo que buscamos es máximo beneficio con el menor
    esfuerzo, mejor aún te imprimes un bonito diploma, mientras más maquillaje mejor y pones:
    “Primer Puesto Concurso de Cuentos de la Universidad Complutense de Trujillo”. Luego colocas tu
    nombre, quizá nombre a tu obra, luego lo armas dependiendo del efecto que quieras causar. Un
    simple diploma puede darte unas horas, si el premio es cuantioso por una actitud hipócrita de
    adulación tus jefes hasta podría nombrarte empleado del mes y mandarte tres días a un hotel de
    buena fe, si pones que el premio hay que recibirlo en otra ciudad o país, ahí tienes una excelente
    oportunidad para viajar. La mayoría de gente que trabaja en una empresa en realidad es inculta así
    sea contador, administrador, bachiller, ingeniero o comunicador social, nadie va a notar que el
    premio te lo has inventado tú, aparte de que le puedes poner un nombre de un concurso
    verdadero por si acaso te topas con un sabelotodo que nunca falta.
  2. Se derrumbó mi casa. En realidad yo use la inundación, pero una caída de techo también vale,
    aparte de que si describes muy bien tu desgracia tal vez te den hasta una semana de permiso. No
    hay nada que regocije más a tus jefes y aún a tus compañeros de oficina que el acaecimiento de
    infortunios en tu vida personal o familiar. Tal vez incluso hasta hagan bromas acerca de tu casa. Si
    vives en zonas alejadas del centro, lo más probable es que los comentarios sean del tipo
    condescendiente, cuando te presentes te van a tratar poco menos que aun menesteroso. Eso
    quizá pueda mermar un poco tu reputación en la oficina porque aunque lo traten de negar en la
    empresa moderna todavía subsisten las jerarquías y las castas igual que un panal de abejas o un
    hormiguero, pero eso tal vez no te importe mucho porque si son tan idiotas como para dejarse
    engañar por ti, quizás merezca prestarle tanta atención a sus costumbres como al sistema de
    comunicación gestual de los primates.
  3. El puente se cayó. Esta debe ser la más usada por mí. Resulta que como viajo lejos a ver a mi
    familia en otras ciudades y estas quedan en zona de selva o de cordillera, puedo notificar que “un
    par de puentes se han caído porque dos rayos derrumbaron un par de cerros creando un colosal
    alud que sepultó todo un pueblo y justo yo tenía que pasar por ahí”. Lo puedo hacer porque
    generalmente la gente de ciudad no conoce un poco más allá de su casa, ignora olímpicamente al
    resto del país, me puedo pasar hasta cinco días “varado” mientras ellos hacen horas extras
    acuclillados en sus sillas a gas, a veces para adornar mejor el engaño les llego a traer chucherías de
    otras partes como pequeñas piedritas azules y rojas o estatuillas de dioses selváticos hechas en
    nogal, pero la mayoría de veces no da ganas de llevarles nada.
  4. Moran espíritus en mi casa. Soy testigo de que la gente más inepta es la que asciende más
    rápido y tiene los mejores sueldos en una organización, una vez que se sienten con poder la
    mayoría trata de usarlo para amedrentar a los que están abajo. Esa tendencia para atemorizar a la
    gente, puede ser usada contra ellos. Por ejemplo, si digo que en mi casa moran espíritus que

 

quieren poseer mi cuerpo o el de mi gato, que no voy a ir trabajar porque he contratado un
exorcista, tal vez tenga unos resultados abrumadores porque puedo continuar con el cuento
bastante tiempo. El inconveniente estriba en que se lo tengo que contar a mi jefe como si fuera
una confidencia, un secreto de familia, tal vez incluso pedirle consejo para contratar un chamán.
Me van a decir que esta es la técnica más ridícula, la que menos posibilidades tiene, pero yo opino
lo contrario, es más, cuantas veces destinos de países han sido cambiados por un charlatán audaz
que le susurraba conocimientos de ultratumba al gorila de turno, razón más para embaucar al
chimpancé que nos tiene de subalternos, desde ya les digo que todos los superiores que he tenido
se hacían consultar las cartas, leer las manos y limpiarse con agua florida por hechiceros, y eso
todos eran ingenieros en electrónica o de sistemas.

 

Y eso es todo estimados amigos, por favor manden, si es que no son jefes retardados e idiotas, sus
propuestas de los mejores métodos para evitar el trabajo, la humanidad los reclama, sean ustedes
los adalides de la liberación del género humano del sistema trasnochado y manipulador. Sea usted
dueño de su propio destino. Haga de usted mismo un dios.

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